Cada vez que exclamamos «esto es el pan nuestro de cada día» nos referimos a un hecho cotidiano que no es de nuestro agrado y que, por lo general, se podría evitar. La culpa del hecho, como es lógico, siempre recae sobre el o los intervinientes, pero eso no exime a los observadores de la responsabilidad de no hacer nada al respecto.

Esto me hace pensar también en nuestras rutinas diaria, algunas son buenas y convenientes, pero otras si pudiéramos… Hoy ha sido un día rutinario en mi vida, nada excitante que declarar o rememorar, no malo pero si mejorable. Se que puede parecer que es mucho pedir que todos los días se produzca algo excitante en la vida de cada uno, pero creo que vale la pena intentarlo, ¿no?